Las mil y un
perspectivas
Hay
una cierta manera peculiar de mirar el mundo, puesto que todos lo vemos de
formas diferentes. ¿ves el mundo como cuando eras niño? No. No lo ves igual, ha
cambiado, sin embargo la memoria esta ahí. Días soleados con la arena caliente
bajo tus pies durante vacaciones de verano. El pedregal en el jardín de tu
abuela. Lo roja de la cereza en el helado de vainilla.
Aunque
no lo creas todo esto influye cuando te vas formando como diseñador, en
cualquier disciplina no solo arquitectura. La forma en que percibías el mundo
cuando niño, esa sensibilidad es lo que te ha hecho estudiar o tener curiosidad
hacia el arte.
Peter
Zumthor en su texto “A way to Looking at things” nos narra como sus memorias
fluyen o regresan al momento de diseñar, como de alguna forma u otra, con su
visión de arquitecto todo lo que ve, alguna vez ya lo vio, muy lejanamente. De
esta manera la composición se lleva acabo, dejarse llevar por el sentido común
y por las mil y un perspectivas.
La
creatividad detrás del diseño lógico, es lo más importante. Pensar. Buscar las
cuatro patas al gato, y rotar de perspectivas una y otra vez, que no quede
ningún cabo suelto que la pieza que se este diseñando fluya con su contexto
como es el caso del “SPA de aguas termales” o como el gimnasio de Alejandro de la
Sota, dejándose llevar por el sentido común, la creatividad y un buen análisis,
unas mil perspectivas al asunto, diseño un buen complejo.
Es
toda una observación de los elementos fundamentales de la arquitectura, luz,
color, temperatura, ventilación, sonido, olor, textura, escala y tiempo. Los
que convierten a un diseño rico en su función.
“Creo
que e no hacer arquitectura es un camino para hacerla y todos cuantos no la
hagamos, habremos hecho más por ella que los que, aprendida, la siguen
haciendo. Entonces, se resolvió un problema y sigue funcionando y me parece que
nadie echa en falta la arquitectura que no tiene.”- Alejando de la Sota
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